Nos han educado buscando nuestros defectos y eso ha hecho mucha mella en nuestra estima.Nos han conducido a criticar al otro, antes de que él nos pueda censurar a nosotros. Hemos idoperdiendo la confianza en nosotros y en los demás, y sin confianza no puede haber auténticaeducación. Buscar los dones de los otros requiere, como la visión de las estrellas, que el sol se oculte.El astro rey, de mirar a los demás bajo el punto de mira de cómo deberían ser, ha de ocultarse bajo elhorizonte, para que el educador sienta la belleza de la persona que tiene delante, y pueda contemplar,en el silencio de su mente, lo que sólo el corazón puede desvelarle: el universo de potenciales queviven en su alumno, los dones que esperan ser descubiertos, y el honor de poder explorarlos con supermiso.
-Carlos González Pérez-
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