viernes, 14 de octubre de 2011

Esta mañana hemos amanecido juntos, ahora me acuesto sola.
Es así, siempre pasa. Ya lo he aprendido, no fue fácil.
Recordar tus palabras anunciando lluvia sólo me trae paz.
La paz de saber que estábamos juntos en ese momento de esta mañana y que no importaba nada de lo que pasara fuera. Sólo era capaz de sentir tranquilidad.
Estaba oscuro, era de día. Pero no importaba.
¿Y qué sabemos del amor?
Algo tiene que ver con el mar, pero no tengo muy claro porqué.
Hoy lo he sabido cuando recogía a todas las gotas al llover. Sin distinción, a todas.
¿El mar sabría que en breve pasarían a formar parte de él?
¿Cómo se explica que dos personas tan lejos se sientan tan cerca?
Siempre mirando por las ventanillas los paisajes que van pasando, cómo una película en la que no sabes qué canción va a sonar porque has decidido sorprenderte con una carpeta que no recuerdas que contiene de tu mp3, en un autobús a 199km. de mi otra casa.


lunes, 10 de octubre de 2011

¿Quién teme al lobo feroz?

Hay que pensarse mucho eso del rojo. Me refiero a vestir de rojo, usar un pintalabios rojo o no digamos ya usar un bolígrafo rojo. No debemos levantar sospechas de nuestra identidad. Esa es una norma que toda que quiera no ser cazada debe tener en cuenta, o ¿no recordáis ya lo que le estuvo a punto de pasar a Caperucita?
Pero yo me sé el final de Caperucita de colores... y resulta que el lobo se hacía vegetariano porque era imposible reconocerla.

Ya sabéis pequeñas, camuflaros.