jueves, 26 de enero de 2012

Pez

Un pez, eso era él.
Un pez al que su vida le parecía una Quimera.
¿Pueden imaginarlo?
No sabía que había una marca de caramelos con su nombre,
aún no había descubierto la parte más dulce de la vida.
Su mirada (de ojo de pez) a veces le distorsionaba un poco la realidad
y cuando eso pasaba le parecía que no había salida,
que el camino se limitaba a ese túnel que él veía.

Un día, otro pez le dijo que podía tratarse de un problema de aguas:
- "El agua se enturbia, sobretodo si llevas mucho tiempo en la misma.
Al mar de Alborán apenas llegan las aguas limpias del Atlántico.
Pero eso no significa que esté todo perdido, que esté todo podrido"


domingo, 8 de enero de 2012

Mal de Escuela


Habría  que  inventar  un  tiempo  especial  para  el  aprendizaje.  El  presente  de encarnación, por ejemplo.  ¡Estoy aquí, en esta clase, y comprendo por fin!  ¡Ya está! Mi cerebro se difunde por mi cuerpo: se encarna.
Cuando  no  es  así,  cuando  no  comprendo  nada, me  deshago  allí mismo, me desintegro  en  ese  tiempo  que  no  pasa,  acabo  hecho  polvo  y  el  menor  soplo  me disemina. Pero  para  que  el  conocimiento  tenga  alguna  posibilidad  de  encarnarse  en  el presente de un curso, es necesario dejar de blandir el pasado como una vergüenza y el porvenir como un castigo.
 
Daniel Pennac