viernes, 4 de enero de 2013

Cielo, cielo, cielo.

El mismo camino de tantos años y cada estrella pensando.

Sueñan que vamos a tocarlas, una noche, no necesariamente de verano.
Se suelen alinear de tres en tres para hacerme pensar a mi también.
Sueñan que vamos volando de la mano, que alguien las acaricia.

Les hace gracia que nosotros también pensemos en ellas.
Les ilusiona saber que nosotros también a veces somos capaces de amar.

Un día conseguimos hacerlas crecer (más si cabe), nos dejamos guiar por ellas.
Otro, cuando alguien las esperaba ver pasar y se pasó horas y horas mirándolas tirado en la playa.

Saben que son sólo unos pocos y se sintieron aún más especiales por eso.
Vaya, ahora es cuando tú te das cuenta de tu peso.