domingo, 8 de enero de 2012

Mal de Escuela


Habría  que  inventar  un  tiempo  especial  para  el  aprendizaje.  El  presente  de encarnación, por ejemplo.  ¡Estoy aquí, en esta clase, y comprendo por fin!  ¡Ya está! Mi cerebro se difunde por mi cuerpo: se encarna.
Cuando  no  es  así,  cuando  no  comprendo  nada, me  deshago  allí mismo, me desintegro  en  ese  tiempo  que  no  pasa,  acabo  hecho  polvo  y  el  menor  soplo  me disemina. Pero  para  que  el  conocimiento  tenga  alguna  posibilidad  de  encarnarse  en  el presente de un curso, es necesario dejar de blandir el pasado como una vergüenza y el porvenir como un castigo.
 
Daniel Pennac 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario