lunes, 10 de octubre de 2011

¿Quién teme al lobo feroz?

Hay que pensarse mucho eso del rojo. Me refiero a vestir de rojo, usar un pintalabios rojo o no digamos ya usar un bolígrafo rojo. No debemos levantar sospechas de nuestra identidad. Esa es una norma que toda que quiera no ser cazada debe tener en cuenta, o ¿no recordáis ya lo que le estuvo a punto de pasar a Caperucita?
Pero yo me sé el final de Caperucita de colores... y resulta que el lobo se hacía vegetariano porque era imposible reconocerla.

Ya sabéis pequeñas, camuflaros.

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