Rendirme no entra dentro de mis planes, si acaso modificar sutilmente mi deseo...
Aprenderé a tocar con cualquier cosa, a señalar con cualquier cosa, a rascarme con cualquier cosa, a aplaudir con cualquier cosa, a coger con cualquier cosa, a acariciar con cualquier cosa, a pegar con cualquier cosa. Con mis rodillas antes de que caigan. Les puedo enseñar la música de mi cuerpo, la arritmia de mi corazón y las fluctuaciones de esos extraños líquidos que contengo. Toda esa maraña perfectamente controlada. ¿Ves?
¡Y sin manos!
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