...Y se echó a temblar
cuando descubrió
que su acierto no era más
que el sucio empeño
en un gran error.
- Eso nos ha pasado a todos. Deja de leer esas mierdas.
- No, no. Tiene razón.
- Bueno, tú haz lo que te dé la gana.
- ¿Por qué siempre que me pongo a pensar un poco, me vienes con esas?
- Porque sé como acaba esto.