No ignoro que el recurso de beber para huir es un viejo truco pero ¿conoces tú alguno más eficaz para escapar de ti mismo? Una copa acartona el recuerdo, pero, al propio tiempo, convierte la onerosa gravedad de tu cuerpo en una suerte de porosidad flotante. Algo parecido a la fiebre. Pasado el trance, sobreviene el decaimiento, pero hay un medio para evitarlo: mantener en sangre una dosis de alcohol que te imbuya la impresión de que participas en la vida, de que la vida no pasa sobre el hoyo en que te pudres sin advertir que existes.
Miguel Delibes,
Señora de rojo sobre fondo gris
Tal vez hayamos sido capaces de invertirlo todo,
de llegar a un daltonismo puro.
Y lo que antes era bueno
ahora me la agarra con la mano.
Olvídate del vestido. Quítatelo.
Quédate con el fondo.